Una forma diferente de ver el gasto
Todos estamos de acuerdo en que obtener cualquier cosa material cuesta dinero, ese dinero se consigue como reza la frase popular: “Con el sudor de la frente”. Esto quiere decir que nuestro dinero vale más allá de su valor monetario, vale nuestro tiempo y esfuerzo físico en ganarlo, son horas de esfuerzo para obtener una remuneración que nos permita ganarnos el sustento.
Por lo tanto, ese esfuerzo (bien orientado), debería estar enfocado en brindar seguridad, alivio del estrés y holgura financiera. Es claro que cuando no cuidamos debidamente nuestro dinero, sucede todo lo contrario, hay estrés, ánimo decaído y presión por no poder atender lo básico.
Gasto sin sentido
Hay muchas personas atendiendo deudas, que restan a su ingreso actual y cuyo origen no aportaron nada duradero y trascendente a su vida, como pueden ser algunas deudas de tarjetas de crédito o créditos en general, cuando estos se utilizaron en darse un estilo de vida que no es congruente con el ingreso que se gana.
Tengamos presente que la satisfacción que puede producir una compra hoy, se puede convertir en el estrés de mañana, por eso la planificación de nuestros gastos es importante.
En el artículo El valor emocional del gasto , se dijo que los gastos se priorizan justamente por las consecuencias que puede causar no atender debidamente ciertos gastos y excedernos en otros.
También se indicó, que esas consecuencias a las que nos referimos van a repercutir necesariamente en nuestras emociones y que estas estaban determinadas por buenas o malas experiencias, por lo que queremos aumentar las buenas experiencias y minimizar las malas.
Vivir acorde a un presupuesto es mandatorio, el presupuesto aumenta las buenas experiencias y minimiza las malas, por eso siempre se insiste en la elaboración del presupuesto como parte lógica y operativa para llevar el buen control de ingresos y la distribución de gastos.
Necesidades y deseos
Los gastos prioritarios tienen un objetivo, normalmente suplir necesidades básicas, hablamos de los gastos de mantenimiento del hogar: Servicios, comida, vivienda, transporte entre otros. Los objetivos de estos gastos son muy claros y las consecuencias de atenderlos, o no, también.
Los gastos de ocio nos ayudan a tener una vida más sana y contribuyen a nuestro esparcimiento, siempre y cuando los mantengamos controlados.
Los gastos superfluos, o impulsivos cuando se salen de control son nefastos para la economía del hogar y generalmente obedecen a un deseo y no una necesidad, por ejemplo, si necesitamos zapatos, esta es una necesidad, pero si los buscamos de cierta marca, esto es un deseo.
Satisfacción y gasto
Normalmente satisfacer los deseos es más satisfactorio que atender las necesidades básicas, pues estas últimas son rutinarias, de mantenimiento y necesarias para cubrir lo mínimo con lo que podemos vivir, no aportan algo novedoso. No es emocionante pagar la electricidad, sin embargo, no hacerlo, causa mucho malestar e inconvenientes.
La satisfacción de los deseos nos lleva más allá, nos brinda un plus emocional y nos ubica sobre lo básico. De nuevo, no es lo mismo la necesidad de vestirse, que vestirse con cierta marca, no es lo mismo la necesidad de transporte, que puede justificar la compra de un vehículo, que el deseo de transportarse en una determinada marca de vehículo.
No hay nada de malo en adquirir algunas cosas que podemos catalogar como deseos y no como necesidades, sin embargo, hay que hacerlo de forma planificada y eliminar la tendencia a la impulsividad.
Una estrategia para ser consciente del gasto es enforcarlo desde una perspectiva de esfuerzo, esto nos brinda una visión diferente de los gastos y nos ayuda a pensar de una forma más crítica, como lo vamos a descubrir en la siguiente sección.
Veamos las cosas desde otro ángulo
Ver el valor del gasto en términos de horas- trabajo es un buen recordatorio del esfuerzo que estaríamos haciendo para conseguir algo, y valorar su importancia real, en términos de esfuerzo laboral.
Seguidamente presento un ejemplo suponiendo el salario de una persona, y el costo de hacer ciertas compras en dólares estadounidenses, para que cada uno en su país de residencia, haga las conversiones del caso.
Si un salario es por ejemplo de $900 al mes, entonces por día el salario es de: $900 / 30 = $30 al día.
Si la jornada es de 8 horas diarias, entonces el salario por hora es de: $30 / 8 = $3.75 por hora.
Horas trabajo (nuestro esfuerzo)
La siguiente tabla muestra las horas de trabajo necesarias para que alguien con ese salario, compre determinados artículos.
Esto quiere decir que una persona con un salario equivalente a $900 mensuales, requiere de 244 horas de trabajo para comprar una pantalla de televisión que cuesta $915. Requiere de 267 horas de trabajo para comprar un teléfono celular que vale $1000 y necesita de 104 horas de trabajo, para adquirir un video juego que cuesta $390 dólares, el mismo razonamiento aplica para el reloj inteligente y el zapato deportivo.
Días trabajo (nuestro esfuerzo)
Si queremos verlo desde la perspectiva de jornadas laborales el cuadro anterior varía de la siguiente manera.
El cuadro indica que para esa persona que gana $900 al mes, para la compra de la pantalla o del celular, equivalen a más de un mes de trabajo, o sea a más de 30 jornadas laborales y que la compra del video juego y del reloj inteligente equivalen a la mitad de un mes de trabajo, o sea 13 y 17 jornadas de trabajo respectivamente.
Estas comparaciones nos hacen estar conscientes de que adquirir ciertas cosas pueden significar un gran esfuerzo en relación con los ingresos que generamos, sin contar con otros compromisos que se deben cumplir regularmente; por lo tanto, todas estas compras requieren planificación, lo cual debe desestimar la compra por impulso y contemplar el ahorro como base para realizarlas.
Recuerde también que la deuda tampoco es una buena forma de adquirir ciertas cosas, si quiere repasar por qué no, puede leer el artículo ¡Ahorro versus deuda! Las dos caras de una moneda
Reflexión
Observe que esta visión de horas – trabajo, permite poner las cosas en perspectiva, en relación con el esfuerzo necesario para adquirir las cosas, como lo dije al inicio, su dinero vale más allá de su valor monetario, vale su tiempo y esfuerzo físico en ganarlo, por eso es necesario adquirir aquello que deseamos sin sacrificar lo básico, es decir con planificación, recuerde que: ¡Su esfuerzo vale mucho!
No se prive de las cosas, pero planifique su adquisición, tal vez esto le llevará más tiempo, pero es un camino más seguro para mantener sus finanzas sanas.